Teoría Taylorista (Frederick Taylor)
Organización del trabajo diferenciada (aumento de la división del trabajo)
Profundización del control de los tiempos productivos del obrero (vinculación tiempo/ejecución)
Reducción de costos y aumento de la circulación de la mercancía (expansión interclasista de mercado) e interés en el aumento del poder adquisitivo de los asalariados (clases subalternas a la élite)
Políticas de acuerdo entre obreros organizados (sindicato) y el capitalista.
El keynesianismo dirigió al fordismo hacia acuerdos sociales que permitieran un mayor nivel en la calidad de vida en la población históricamente diezmada y esclavizada. Sin embargo, los trabajadores no agrupados siguieron estando fuertemente excluidos, sobre todo en los países subdesarrollados. En América Latina este proceso se conoció como I.S.I. (Industrialización por sustitución de importaciones) y fue el proyecto industrial que intentó el subcontinente para lograr despegar de su condición periférica. Los países que lograron desarrollar con relativo éxito este proceso fueron Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay. En 1973 una crisis mundial devenida del mercado del petróleo advierte la caída del modelo de bienestar (o keynesiano en otras regiones más liberales) lo que se hará mundialmente efectivo ocho años después con el proyecto neoliberal global impulsado por
Estados Unidos e Inglaterra a principios de la década de los 80.Teoria Toyotista (La desindustrialización y la superación del modelo)
El toyotismo fue la manera en que se conoció el proceso de desindustrialización en el modelo de producción. Desde un punto de vista sociológico, todo este proceso que maduraría a través de la década de los 80 significa el fin de la modernidad, que para ciertos diseños es llamado el inicio de la posmodernidad. En cuanto al modelo productivo, hay tres factores claves que se toman en cuenta para explicar su caída:
· Estancamiento productivo y crecimiento generalizado de la inflación.
· Exigencias cada vez más altas de los trabajadores que iban contra los intereses capitalistas.
· Necesidad del capital de promover su "liberación" en la reproducción.
Esto explica la necesidad de achicar al Estado y someter al proletariado a través de la destrucción de la clase obrera y la reorganización de clase del proletariado.
Como en épocas anteriores, el cambio de la estrategia productiva va acompañada de cambios en todo el resto de las esferas. El toyotismo mantiene la estructura fordista de la producción en cadena pero lo que transforma es el contrato (flexibilidad laboral) cuyo objetivo es la destrucción de la solidaridad de clase y en ciertas regiones, la destrucción de la clase obrera tradicional y también transforma el tiempo de producción (P) y la circulación de mercancías (M) aumentándolas mediado por la disminución de materias primas y la calidad final del producto en un proceso general llamado just in time.Esa especificidad y tendencia a la obsesión de la rentabilidad/circulación del capital ha generado no sólo consecuencias en la calidad de vida de las clases subalternas sino también un deterioro en la capacidad creativa de la industria. Desde 1980 la única matriz de innovación tecnológica ha sido la nanotecnología, en estricta función con las necesidades financieras. El aumento en la velocidad expande aún más el consumo pero no los salarios. También la perfección de la producción en cadena disminuye la oferta de trabajo donde en muchas partes se llega al desempleo estructural. Es decir, la imposibilidad de dar trabajo a gran parte de la población.
Existen también versiones híbridas del toyotismo en países subdesarrollados; se mantiene la pérdida de cantidad de trabajo, pérdida de conciencia de clase y reconfiguración de las mismas, flexibilidad laboral y reorganización laboral. Sin embargo, la diferencia está en la caída dramática de salarios y el achicamiento excesivo del Estado lo que promueve en muchos países rebeliones que tensionan el proyecto globalizante del neoliberalismo, el esquema bajo el cual el toyotismo se legitima.
El derecho de trabajo se desarrollo dentro de una organización del trabajo que fue primero taylorista y luego fordista, hoy tiene dificultades para adaptarse frente a la emergencia de una nueva forma de organización que surgió después de la fordista. Tanto la empresa taylorista como la fordista se caracterizaban por la unidad estratégica y al concentración productiva. Todos los procesos productivos, y a menudo también la distribución de la producción, respondían a un mando único y dentro de una misma empresa el colectivo laboral tendía a estar subordinado a un empleador único. Subordinación y dependencia eran términos prácticamente sinónimos y por lo general intercambiables y casi no se discutía la llamada laboralidad de la prestación de trabajo o de servicios. Si la subcontratación y la externalización eran prácticas que tenían presencia importante en algunas industrias o actividades en las demás se las tendía a considerar como un fenómeno marginal.
Este panorama ha cambiado, pues el modelo taylorista-fordista del siglo XX está en retroceso frente a un modelo que tiene su nacimiento después de la teoría fordista. A semejanza de la empresa taylorista-fordista la empresa postfordista mantiene su unidad estratégica, sin embargo en contraste con aquélla se caracteriza por una tendencia bien marcada a la desintegración operacional, de ahí que se hable de descentralización productiva, concepto que se presta a diferentes definiciones, abarca practicas sumamente variadas, y da abundante materia para la discusión en foros nacionales e internacionales de derecho del trabajo. La empresa fordista define las actividades u operaciones que guarda bajo su control directo, que casi siempre son también las de mayor valor añadido, y procura descentralizar las demás a otras empresas. Este proceso puede tomar diferentes formas; algunas, como las transferencias, fusiones o absorciones de empresas o partes de ellas son ya bien conocidas y sus efectos legales por lo general están bien tratados por la legislación laboral
No obstante, otras modalidades de descentralización se expresan bajo formas de arreglos que el derecho del trabajo o el derecho en general tienen mucho mayores dificultades para abordar. El trabajo en red (networking), el outsourcing, las sociedades holding o la franquicia (franchising) entran dentro de esta categoría. Los préstamos de mano de obra entre empresas jurídicamente diferenciadas, o el suministro de mano de obra a través de empresas de trabajo temporal tienden también a formar parte de la misma estrategia, como lo hace igualmente el uso de contratos civiles y comerciales para la ejecución de tareas o la prestación de servicios que en el modelo fordista eran ejecutados o prestados por trabajadores asalariados. El término externalización de operaciones puede ser utilizado para referirse a los arreglos de subcontratación/outsourcing entre empresas, mientras que el de externalización de la mano de obra se aplicaría al suministro de trabajo únicamente.
En todos los casos esta estrategia tiene un impacto potencialmente desestabilizador sobre la protección jurídica del trabajador, cuyo empleo y condiciones de trabajo en los hechos depende de decisiones estratégicas de un empresario que jurídicamente ha dejado de ser un empleador o nunca lo ha sido. En el derecho del Trabajo está implícita la noción del riesgo de empresa quien desarrolla un proyecto empresarial cosecha sus beneficios pero también asume sus riesgos, incluyendo por supuesto los dimanantes de las relaciones de trabajo con sus trabajadores que le están subordinados. Sin embargo, en una lógica de descentralización productiva el empresario principal no asume los riesgos del empleador con relación a los trabajadores de sus empresas filiales o contratistas. El derecho del trabajo, aún no ha sabido adaptarse ni menos aún dar una respuesta coherente a este problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario